PULGASARI
(Shin Sang-ok, Corea del norte, 1985)
Kim Jong-Il antes de asumir como el legitimo sucesor, era el encargado de impulsar la cultura revolucionaria en el país que su padre dirigía a través de una suerte de ministerio que tenía a su cargo, siendo una de sus principales tareas conseguir demostrar la épica del pueblo y la grandeza de esa parte de la península coreana; el problema era cómo hacerlo. Si tenía éxito ganaría puntos con su padre para ser, definitivamente, el único y legitimo sucesor.
¿Quién podría hacer de una rústica y artesanal industria cinematográfica de Corea del Norte, una digna de estar presente -y por qué no, competir- en los más prestigiosos festivales? Para Kim Jong-il no había dudas: esa persona era Shin Sang-ok, uno de los más distinguidos directores del sur. Lo que quedaba por definir era cómo lo convencerían… ¿o era realmente necesario hacerlo? Siempre estaba la posibilidad del secuestro y esa posibilidad fue la que tomó años antes de iniciar esta película, por allá en 1978. Además de a Shin, el régimen secuestró a su ex mujer quien, por lo demás, contaba con una exitosa trayectoria como actriz bastante lejos de Pionyang.
Lo que hace a Pulgasari una película interesante, no es que sea de las pocas -por no decir la única- película de Corea del Norte disponible para verse en Occidente. No. Hay más (¡y mucho más!), porque cuando no esperas absolutamente nada de una película y te llevas semejantes sorpresas, la verdad es que terminas por quedar fascinado. Este fue precisamente uno de esos casos, pero antes, un poco de contexto:
Como verán el «Making off» de la película es ya en sí fantástico, increíble, atemorizante, dramático, terrorífico… es una mezcolanza de realidad insoportablemente cierta que pareciera ser más como un guion de James Bond que otra cosa.
En cuanto a Pulgasari podemos decir que se trata de una historia incluso tierna: un herrero a punto de morir moldea con lo único que le quedaba para comer la figura de Pulgasari y hecho esto, muere. Pero como dicen, toda muerte trae otra vida, y tras una serie de eventos de represión y una gota de sangre, la figura cobra vida con el fin de ayudar a liberar al pueblo del yugo opresor.
Pulgasari es un amigo de la revolución y que refleja todas las bondades que un norcoreano debe tener. Más allá que se alimente con metal, Pulgasari resulta incluso infantil, simpaticón, como un perrito simpático. Pero las apariencias engañan. Ya lo verán.
Es digno de destacarse una curiosidad que a simple vista es imposible de percibir: el actor detrás del traje no es otro que Kenpachiro Satsuma. ¿Y quién es él?, se trata del actor japonés que ha dado vida a Godzilla luego de que Haruo Nakajima dejara de interpretarlo. Es, por así decirlo, el segundo Godzilla.
Respecto a la película podemos decir que si bien los efectos especiales tienden más a la risa que a otra cosa, tanto la trama como la recreación escénica cumplen; pero lo más impresionante -y en donde Pulgasari destaca con brillo propio- es que cuenta con una cantidad grosera de extras. ¡Qué increíbles son esas escenas! Ya quisiera Hollywood contar con semejante «arsenal» de extras que posee Corea del Norte . Y digo arsenal porque, como se dice, se trataría del mismo ejército. Ahora, sea cierto o no es algo que no tenemos cómo comprobar. Quizás por eso es que resulte más interesante.
Para ir cerrando: Pulgasari no es una mala película. Tampoco extraordinaria. ¿Es una perdida de tiempo? Depende. Si esperas ver solo una película de monstruos, lo será. Pero si por el contrario te concentras en los detalles, ¡resulta ser fascinante! Me refiero a percibir que la sensibilidad del director no estaba puesta en hacer la mejor película del mundo, sino solamente una película que le permitiera cumplir con las expectativas de Kim Jong-Il para que no lo hiciera desaparecer… Y por otro lado, estar consciente que cada vez que vemos a Pulgasari en acción, está bajo su piel dándole vida el actor japonés que hace de Godzilla jadeando por el calor, quien, seguramente, reflexionaría -o incluso, lamentaría- el porqué se metió en semejante aventura que lo hace transpirar tanto. Y claro… que los extras en realidad militares del Ejército Popular de Corea adoctrinados por la causa Juche y dispuestos a morir por el régimen.
¡Es una explosión por si sola! Porque todo lo que se esconde en Pulgasari resulta ser más fascinante que la película de Corea del Norte.
*Si te interesa saber toda la historia del secuestro y más sobre el creación de la industria cinematográfica norcoreana te recomiendo que leas Producciones Kim Jong-Il Presenta… (Paul Fischer, editorial Taurus)