LOS HOMBRES QUE CAMINAN SOBRE LA COLA DEL TIGRE
(Akira Kurosawa, Japón, 1945)
Como dato interesante: la película estuvo prohibida por las fuerzas de ocupación aliadas tras el termino de la Segunda Guerra Mundial, y sería solo hasta 1952 (siete años después de haber sido rodada) que Los hombres que caminan sobre la cola del tigre podrá estrenarse en Japón.
Los hombres que caminan sobre la cola del tigre es tan simple como brillante. Akira Kurosawa ya nos muestra los primeros atisbos de su genialidad técnica y artística en este mediometraje que suele pasar desapercibido dentro de su filmografía.
A mi consideración, estamos frente a una de las películas más interesantes del director japonés. En poco menos de una hora, desarrolla una historia sin tropiezos mediante una narración tan inteligente como fluida, que no se presta a enredos ni da pie al aburrimiento.
Los hombres que caminan sobre la cola del tigre posee tres elementos claves que, en definitiva, le dan ese cariz particular. Y estos son: un exquisito humor bastante teatral, un guión inteligente y fácil de seguir, y por último, ingenio.
Sí. Porque el ingenio es el gran protagonista en Los hombres que caminan sobre la cola del tigre. ¿Cómo burlar la adversidad? Encontrar el ardid adecuado… El momento preciso. El plan perfecto.
¿A qué va todo esto? Un noble debe cruzar la frontera escapando de la muerte. Lo buscan para asesinarlo por lo que junto a sus más fieles vasallos, intentará pasar desapercibido disfrazado de monje. Esta idea que pareciera ser brillante, no lo es, y al parecer todo dependerá de la improvisación y astucia de sus súbditos y de un simpático pero muy irritante hombrecillo que no se fatigará en seguirlos. ¡Qué brillante manera de abordar un plan! Hacer de guerreros, monjes; de un noble, un humilde escudero. Kurosawa Juega con los opuestos. Un chiste algo irónico que, bien llevado, termina por ser una genialidad. La dualidad de la vida en su máximo estado de pureza.