THE STREET FIGHTER
(SHIGEHIRO OZAWA, JAPÓN, 1974)
Dirigida por Shigehiro Ozawa, esta película es una montaña rusa de violencia, acción cruda y, por supuesto, cuenta con el carisma arrollador de Sonny Chiba, quien interpreta a Takuma Tsurugi, un luchador sin escrúpulos que se convierte en un antihéroe inolvidable que, literalmente, no tiene miedo en ensuciarse las manos.
El personaje de Chiba es el motor que mantiene a la película en movimiento. Takuma Tsurugi no es el típico héroe de artes marciales: es brutal, vengativo y más interesado en ganar dinero a toda costa que en seguir algún tipo de código de honor. En un contexto donde las películas de artes marciales estaban empezando a volverse más populares en Occidente, The street fighter ofrece una alternativa más cruda y menos idealizada que las cintas de kung-fu que dominaban el mercado en ese momento. Y es precisamente aquí lo que la hace una película de culto: su actitud irreverente que transmitió al cine de artes marciales de la época.
The street fighter es una película que rompe las reglas del género. En un momento donde el cine de kung fu solía ser sobre héroes virtuosos y épicos, The street fighter apostó por un protagonista completamente opuesto: un tipo salvaje, sin moral, más interesado en hacer dinero que en luchar por una causa noble.
La trama, simple pero efectiva, sigue a Tsurugi mientras acepta un trabajo como protector de la hija de un fallecido millonario, siempre utilizando su increíble habilidad para el combate cuerpo a cuerpo. El guion no busca sofisticación, pero es lo suficientemente directo como para mantener la acción constante. Y aquí es donde el film brilla: sus secuencias de lucha son rápidas, salvajes y muy a menudo sangrientas (como una castración a mano limpia), con Chiba demostrando que no es solo un gran actor de acción, sino también un verdadero experto en las artes marciales.
Simplemente… ¡Sonny Chiba!
A pesar de su tono más oscuro y su protagonista ambiguo, The street fighter introduce una atmósfera de desorden y violencia desmedida que atrae a los fanáticos de las películas de acción. Su enfoque sin restricciones en cuanto a violencia y personajes moralmente cuestionables le otorga una frescura que, por muchos años, se mantuvo como un referente dentro del cine de acción japonés. Sin duda, esta no es la película más elegante o pulida del género (en parte por sus baratos efectos especiales), pero su energía cruda la convierte en un clásico de culto. Si no, pregúntenle a Tarantino. Seguro está dentro de sus favoritas…
Al final, The street fighter es mucho más que una película de artes marciales; es una declaración de intenciones, un golpe directo al cine convencional de la época. Con su protagonista deslenguado, un amigo torpe pero leal, su violencia explícita y su acción ininterrumpida, no es difícil ver por qué esta película sigue siendo un pilar del cine marcial y una de las obras que cementó la leyenda de Sonny Chiba. Su habilidad en las artes marciales es impresionante, pero lo que realmente lo hace destacar es la energía cruda y la furia con la que interpreta a este personaje (¡es cosa de ver las muecas, caras que pone!), algo completamente distinto a lo que el público estaba acostumbrado en el cine de esa época. Y sí bien Bruce Lee era conocido por poner caritas y sus gritos en extremo agudos, Sonny Chiba nos da una cátedra de cómo crear ambiente con gestos y ademanes llenos de furia.