AMIGOS ENTRE ENEMIGOS

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Se ha cometido un crimen en la frontera entre ambas Coreas denominada «Área de Seguridad Conjunta» (en inglés: Joint Security Area), específicamente en el icónico «Puente sin retorno», lugar que cuenta en cada extremo con dos vigilantes. En total, son cuatro: dos del norte, dos del sur.

Al ser una situación delicada y que ningún bando quiere comprometerse demasiado, ambas repúblicas han aceptado que agentes extranjeros de países neutrales (Suiza y Suecia) sean los que lleven la investigación para dilucidar este grave incidente que podría traer terribles consecuencias.

La Mayor Sophie E. Jean, suiza de ascendencia coreana, es una de las encomendadas a llevar a cabo la investigación. Su perspicacia y agudeza en el análisis de los acontecimientos, le llevan a obsesionarse con un detalle: una bala.

Sí. Por una bala. El crimen ocurrido en el puesto de control norcoreano del «Puente sin retorno«, pareciera que quedará como una gran incógnita y destinado a cerrarse. Los testimonios no calzan. Los disparos tampoco dan. Falta una bala, y esa bala extra puede ser el eslabón que dilucide el misterio. Por otra parte, la película expone una historia anterior a la investigación. Una historia de amistad.

Durante una patrullada, un militar surcoreano queda enganchado accidentalmente a una mina antipersonal. Sin saber que hacer, la situación empeora: dos norcoreanos lo rodean. Está solo. Entra en pánico. ruega por ayuda… y sus enemigos… lo ayudan.

Así arranca ya de manera definitiva, esta fascinante historia de drama y amistad entre militares de ambas repúblicas. Con el pasar del tiempo, entre ellos se irá formando una amistad que derribará la siniestra frontera del odio. Porque esos cuatro coreanos son, ante todo, coreanos. Una nación dividida por una línea. Por dos ideologías. Y por consecuencia, una nación condenada a separase en dos países, aún cuando compartan la misma etnia, tradiciones, cultura, familias. Condenada por un capricho de las potencias de la Guerra Fría…

Tiempo ha pasado y ya se puede hablar que estamos frente a dos realidades completamente ajenas desde sus cimientos. Por un lado, la hermética Corea del Norte de la cual poco se sabe, y se comenta que ya es un «Estado nuclear»; por otro, la avanzada y tecnológica Corea del Sur amiga de Estados Unidos.

Hoy ya han nacido norcoreanos y surcoreanos como tales. Y el mundo sigue girando, excepto en la península coreana en donde pareciera estar prohibida la paz. Bajo este contexto, y con todo el riesgo que implica, militares de ambos bandos consolidan una bella y clandestina amistad; amistad que por cierto es inconcebible para los ojos de sus gobiernos.

Si bien la historia no brilla por su originalidad, sí reluce por cómo se relata esta idea de amistades entre fronteras en la que es hoy en día la frontera más peligrosa y sin duda, la militarizada del mundo: el paralelo 38. La genial película del brillante director Park Chan-wook (director de Oldboy), recuerda la película chileno-argentina Mi mejor enemigo en donde ocurría una situación similar. Y aún más evidente, el acontecimiento histórico conocido como la Tregua de navidad, un alto al fuego entre tropas alemanas e inglesas durante la Primera Guerra Mundial, que dio pie a que dejaran sus puestos de combate para celebrar y compartir durante el festejo.

Acerca del autor

Crítico de cine y fanático de la comida china. En búsqueda de la mejor película asiática mientras devoro wantanes (porque, sinceramente, son mucho mejores que las gyosas y los arrollados primavera).

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