SHARK SKIN MAN AND PEACH HIP GIRL
(Katsuhito Ishii, Japón, 1998)

Suspenso de la mano de un humor bizarro. Bien por Katsuhito Ishii. Resultó ser una incursión interesante. Y por lo demás, probablemente la película en donde vemos a Tadanobu Asano en su faceta más cómica.

Katsuhito Ishii inicia su carrera con esta excéntrica película protagonizada por el ahora actor japonés del momento: Tadanobu Asano.

Respecto al argumento mismo, se pueden decir un par de palabras: Samehada, un ladrón bastante peculiar, escapa con el dinero de una banda de mafiosos. En su huida, conoce a una bella joven que odia su actual rutinaria vida y a su pervertido tío.

La complicidad llega de inmediato. Ninguno tiene un destino claro, y allí precisamente el chiste: el escape como motivo de unión. Y de esa unión surge el recorrer un camino que se va haciendo a medida de las infatigables persecuciones.

Shark Skin Man and Peach Hip Girl cuenta con estilo, buena banda sonora, personajes excéntricos y bizarros (quizás su elemento más fuerte), poseedora de una narración ágil y sorprendente: escenas que son ráfagas visuales, por ejemplo. Un recurso interesante para darle fluidez a una historia que debe permanecer siendo frenética hasta el final.

Como señalé, el gran elemento de lucimiento de Shark Skin Man and Peach Hip Girl son sus personajes. Brillantes, y por aquí viene la entretención sin lugar a dudas. Es un verdadero popurrí de mafiosos de lo más peculiares. Cada uno con su sello de distinción. Con su habilidad. Así, por ejemplo, tenemos a un viejo certero con los cuchillos; a otro (que se viste muy mal), con un olfato privilegiado; el infaltable hombre bíceps y así.  La pandilla de mafiosos da para todos los gustos.

Y finalmente -y quizás el personaje más interesante- está Yamada (acuérdense de ese nombre) un asesino a sueldo que viene a ser todo lo que menos se espera del estereotipo de sicario. Se trata de un hombre noble, exageradamente nerd, poseedor de un sistema de espionaje que enternece, con una curiosa orientación emocional, pero así y todo… bastante letal. Es por aquí por donde llega la risa fácil y el humor negro. ¡Gracias Yamada!